En la mesa no entra ni un plato ni un color ni un aroma más. Hay panes con forma de escalera, de palomas y de personas, Hay frutas, verduras, milanesas, quipe, pizza, fideos, mate cocido. Todo ha sido preparado especialmente para la ocasión. Lo que no hay ni habrá son lágrimas. En la casa de Olga Sulca los muertos no se recuerdan con dolor. Hoy es el día de recibirlos, de que bajen por esa escalera sus almas a compartir el día con los vivos. Hoy es un día de fiesta y no sólo en México: también lo es para los pueblos originarios de nuestras tierras.
Sulca es docente de la cátedra libre Pueblos Originarios y de Prehistoria, ambas de la Facultad de Filosofía y Letras. Pero, fundamentalmente, es jujeña, de San Pedro, donde todavía se mantienen vivos los rituales ancestrales relacionados con la muerte. Con el Instituto de Rescate y Revalorización del Patrimonio Cultural (Cerpacu), del que forma parte, organizaron una jornada cultural por el Día de los Muertos.
“El objetivo es mostrarles a los estudiantes cuáles son las formas de celebración de este día más vinculadas a nuestra cultura, contrarrestando la idea del Halloween, contra el cual no tenemos nada, pero nos parece importante conocer primero lo nuestro”, destaca la docente.
Ayer, durante todo el día, hubo un altar típico de los pueblos andinos en honor a los difuntos, charlas sobre el sentido de esta celebración y de la muerte para las culturas ancestrales y música en vivo.
“Para los pueblos precolombinos la muerte no está asociada al pesar, al dolor. Es más bien una celebración. Por eso a los muertos se les hacía un ajuar, se les preparaba comida, se sacrificaban animales y se los enterraba con ofrendas para acompañarlos en el largo viaje hacia donde van los muertos. La muerte no es vista como un pesar, sino como un pasaje, como parte de la vida y como un retorno a la tierra, que nos da la vida y luego nos acoge”, detalla Sulca.
La investigadora resalta que la celebración del Día de los Muertos fue introducida luego de la conquista española, pues se trata de una conmemoración católica, pero que se fue mixturando con las costumbres de los pueblos originarios prehispánicos. “Se adopta la fecha, pero con los rituales propios, como esto de entrar en contacto con los difuntos, de compartir con los vivos. Y, por supuesto, en cada cultura fue tomando su rumbo. En México es la fiesta más importante del año, por ejemplo”, remarca.
Visitar tumbas
En contextos urbanos, el Día de los Muertos se fue quedando únicamente con el ritual de visitar los cementerios, acercar flores a los difuntos y poner a punto las tumbas. Hace algunas décadas atrás se trataba de un feriado en el que todo se paralizaba, mientras ahora es un asueto algo más laxo.
Una especie de desapego de la muerte es lo que advierte en estos tiempos Cecilia Bosso, doctora en Filosofía, docente e investigadora. “Antes se velaban los muertos durante varios días, en la casa, se guardaba un largo luto... era verdaderamente una despedida, tenía ese significado. Ahora, si nos ponemos a analizar, tratamos de hacerlo cada vez más rápido, terminar con el asunto, olvidarnos rápido del dolor. Cuando la despedida y el procesarlo es absolutamente necesario, porque la muerte siempre sorprende, irrumpe, por más esperada que sea”, desgrana la especialista en antropología filosófica.
Dos paradojas respecto de la muerte plantea Bosso. Por un lado, se trata de la única certeza que tiene el hombre. No hay otra certeza como la de saber que nos vamos a morir. Aún así, la muerte siempre sorprende, nos agarra desprevenidos, la vivimos como algo que sucede de golpe. “La otra es la idea de la muerte en el cristianismo. Porque si bien lo que profesa la religión es que con la muerte pasamos a una mejor vida, a la vida eterna, se la vive con pesar y dolor”, reflexiona.
Algunos con dolor, otros con alegría, la muerte toma diferentes colores en las culturas. “Si algo enseña la antropología filosófica es que los humanos no tenemos nada preestablecido, las culturas no procesan de igual manera las cosas de la vida. Y con la muerte, que junto con el nacimiento, son los acontecimientos más importante de una vida, sucede lo mismo”, finaliza.
¿En qué momento la muerte, en algunos de nuestros pueblos, pasó de ser una fiesta a un motivo de dolor? Las respuestas son especulaciones, pero se las puede pensar. “Lo que está claro es que el pesar en la muerte es algo impuesto con la llegada del español y la religión católica -sostiene Josefina Racedo, psicóloga social y docente-. Habría que ver si, quizás, lo que en realidad se llora no es un brazo menos para trabajar...”.
> El altar para “las visitas”
Pan de muertos, vino, salamín y arroz con leche
“Y en nosotros nuestros muertos, pa’ que nadie quede atrás”, dice Dolores Casagranda en su Instagram, parafraseando a Atahualpa Yupanqui. “Hoy mis visitas se amontonan”, agrega. Tucumana, doctora en Biología, adquirió la costumbre de celebrar el Día de Muertos durante una estadía en México. “En mi casa nunca se celebró, quizás mi mamá iba al cementerio, pero esa costumbre se fue perdiendo”, cuenta Dolores (39 años). “Encontré en este ritual una posibilidad de encuentro y despedida de mi padre, al que perdí cuando tenía ocho años. Me pareció conmovedor y liberador el hecho de comprender la muerte como otra instancia de la existencia, absolutamente ligada a la vida. Es una fecha de alegría, sin tintes de tristeza.
> La agenda del día de los fieles difuntos
Tres jornadas dedicadas a la cultura mexicana y su fiesta por el día de los muertos
En la Casa de la Cultura de Yerba Buena (Las Higueritas 1.800) se llevará a cabo una serie de actividades con aires mexicanos. Con el apoyo de la embajada de ese país, se festejará la cultura mexicana y su celebración del Día de los Muertos. Hoy, a partir de las 19.30, habrá una exposición de las colecciones “¡Diles que no me maten!” y “A darle mole que es olla”. Son colecciones de carteles conmemorativos de refranes populares mexicanos proporcionados por la secretaría de Relaciones Exteriores de México. A las 20 se hará la inauguración oficial del ciclo. A las 21 se dictará la charla interactiva “Qué es el Día de los Muertos” y actuarán los “Mariachis de América”. El sábado, las actividades arrancarán a las 10 y se extenderán hasta después de las 21. Habrá talleres de danzas tradicionales mexicanas y se montará una obra de teatro basada en la película “Coco”. El domingo, a partir de las 19.30, habrá nuevos espectáculos mexicanos.
- Cómo funcionarán los colectivos, los hospitales y los comercios por el asueto
Para muchos tucumanos, hoy comenzará el fin de semana ¿Por qué? Porque el gobierno declaró asueto administrativo y escolar. El gobernador, Juan Manzur, firmó el decreto N° 3.582/1, mediante el que se declara día no laborable para la totalidad del personal de la administración pública centralizada, descentralizada, organismos autárquicos y establecimientos escolares. Sucede que hoy se celebra el Día de los Fieles Difuntos. A esta medida se sumaron municipios y comunas. A continuación, el detalle de las diferentes actividades:
- Hospitales: atenderán las guardias.
- Las escuelas públicas y los colegios privados no tendrán clases.
- Los empleados públicos, tanto municipales como provinciales, no trabajarán.
- Supermercados y shoppings: abren con normalidad.
- Recolección de residuos: normal.
- Los colectivos funcionan con la frecuencia de los sábados.
- Los comercios funcionan con normalidad.
- Los bancos atenderán con normalidad.
- Misas y actividades especiales en algunos cementerios tucumanos
En el cementerio del Norte (Juan B. Justo al 2.200) hoy se oficiarán misas a las 9, a las 10.30, a las 12 y a las 19.30. En el cementerio del Oeste (Asunción 150) habrá misa a las 10.30.
También se realizará un oficio religioso a las 18 en el cementerio municipal del Jardín (Wilde al 200).
Por otra parte, en el cementerio San Agustín, de Yerba Buena, se llevará a cabo, a las 18, el “Homenaje a los fieles difuntos”. Será en la plazoleta García Hamilton, que se encuentra en el interior de ese camposanto. Habrá una misa y luego se hará una “suelta de rosarios al cielo”.